viernes, 26 de agosto de 2011

LUZ QUE AGONIZA (1944)


Estamos ante uno de los estándares del cine, una película que define un género: el de intriga psicológica. Una casa que parece tener vida propia, que es un personaje más en la acción; una mujer (inmensa Ingrid Bergman, que ganó el Oscar a mejor actriz aquel año) subyugada por su marido (imponente Charles Boyer); un asesinato sin esclarecer que extiende sus consecuencias al presente; unas joyas que no aparecen; un inspector de policía que enciende la sospecha sin ningún motivo lógico; mucha niebla y un exquisito blanco y negro donde la luz de gas también quiere su protagonismo. No se puede decir que la intriga te deje pegado al asiento esperando el siguiente golpe de guión, te esperas lo que va a pasar, la sorpresa no forma parte del juego. Sin embargo, por todo lo dicho, en esta peli quedan definidas muchas de las reglas del thriller.

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