Dirigida por Otto Preminger, es una de las películas de juicios más aclamada de todos los tiempos. Porque en eso consiste el 90% de la película, en un juicio. Un hombre mata a otro porque este ha violado a su mujer. Se nos presenta el tema y comienza el juicio, sin muchos datos de los que pasó ni para que podamos formarnos una idea de por dónde van los tiros. Nos vamos enterando de todo a medida que avanza el juicio, al igual que el abogado defensor (un genial James Stewart), que parece haber aceptado el caso sin pensarlo demasiado. Vamos conociendo los hechos al mismo tiempo que los conocen los abogados, y lo que queda oculto, que parece ser mucho, nos queda oculto a todos por igual.
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