La democracia es cancerígena y su cáncer es la burocracia
Casi todos los yonquis que veo por mi pueblo, estén más o menos sobrios, suelen decir obscenidades y despotricar contra toda autoridad: policía, gobierno, jueces, médicos y camellos (la suprema autoridad)... Pues de eso trata este libro: una narración alucinada de un yonqui cargando contra todo. La diferencia es que este yonqui tiene talento, y su lenguaje tiene fuerza, aunque es verdad que a veces se hace muy difícil, casi imposible, vislumbrar algo de lo que quiere decir. Burroughs fue adicto durante muchísimos años, mató a su mujer jugando a ser Guillermo Tell y se tuvo que ir a Tánger, donde escribió textos que luego compiló para formar este libro. Lo único lúcido de él son la introducción, donde describe en qué consiste el mundo de la droga, y un apéndice, en el que cuenta su experiencia con cada una de las drogas que ha probado.
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