- Tú hablas mucho de Dios – gruñó el Manitas.
- Según se tercia, muchacho. Es bueno tenerle a mano, unas veces para decirle algo feo y otras veces por si ayuda un poco.
"La forja de un rebelde" es una de las grandes novelas de la literatura española. Está constituida por tres libros de corte autobiográfico. El primero, "La forja", nos cuenta la niñez de Arturo Barea en el Madrid de principios del siglo XX, y además traza un retrato coral de la sociedad española anterior a la guerra civil. Este primer libro se lee como una novela de Delibes al describir su infancia o una obra de Galdós, salvando las distancias, cuando trata su adolescencia.
El segundo libro, "La ruta", se centra en la guerra del Rif, donde luchó como soldado y luego alto mando. Aunque tiene pasajes vigorosos y de un crudo realismo, esta es la peor parte de las tres para mí, pues se hace un poco repetitiva.
El tercer libro, "La llama", es con diferencia el mejor de los tres, y cuenta, sobre todo al principio, el estallido de la guerra civil española con la claridad y los detalles de alguien que la vivió en primer plano. Para mí ha constituido un documento inigualable para conocer las causas de este episodio de nuestra historia. Lástima que a medida que pasan las páginas, Barea se va centrando más en su vida personal para alejarse de esa clase magistral sobre la guerra.
Un estupendo documento, en definitiva, para conocer un poco más los primeros 30 años del siglo pasado en España. El lenguaje es directo y crudo, sin florituras, yendo siempre al núcleo de lo que se quiere expresar. Lo único que no me ha gustado es la idealización de Arturo Barea de su propio personaje, siempre impecable en su conducta.
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