La verdad no es nunca nítida, sino que siempre es maraña.
Javier Marías es seguramente el escritor español que más expectativas levanta, aquí y en el extranjero. Bien ganado se lo tiene. Esta nueva novela sigue la estructura y el estilo de la anterior, la monumental "Tu rostro mañana". El argumento se puede resumir en dos líneas. Si viste "Ghost", ya lo conoces. El argumento no es lo más importante, es solo el pretexto para perorar (verbo muy utilizado por Marías), para reflexionar, destripar la realidad, para enfocarte a ti, lector, por dentro, y mostrarte los detalles de tu comportamiento. En el libro se pueden contar no más de cuatro o cinco escenas, que se dilatan durante páginas o capítulos para explicar no solo lo que está pasando, sino por qué, cuales son las consecuencias de lo que ocurre lo que podría ocurrir o lo que la narradora piense que puede ocurrir aunque esto no sea más que una conjetura. Y así Marías reflexiona sobre la muerte, y especula sobre la posibilidad de que los muertos pudieran volver a su sitio; sobre el azar; sobre la idoneidad de conocer siempre la verdad, que es maraña; sobre la importancia de lo que se dice y ya no se puede borrar; sobre las consecuencias de que tú seas como eres, en tu vida y la de los demás, sobre el amor y el estado de enamoramiento... El novelista madrileño utiliza el lenguaje con superlativa precisión y se apoya en los clásicos, Balzac y Dumas en este caso, para lograr llegar hasta la esencia misma de todos los temas que quiere analizar.
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