No voy a pararme a hablar sobre el argumento de esta tercera entrega de la saga Transformers, no merece la pena. Es una simple vuelta más a la historia como pretexto para enseñarnos lo último en efectos especiales, y además ahora en 3D. Solo decir que la película va transcurriendo de disparate en disparate y no te importa, porque sabes que no has ido a ver eso. Has ido a ver la última parte de la película, el espectáculo visual más impresionante que se ha podido ver hasta ahora en una sala de cine. Una orgía frenética de acción sin descanso, con robots cada vez más grandes y humanos haciendo cosas cada vez más imposibles, todos luchando de las formas más inverosímiles y a una velocidad abrumadora, con unos efectos totalmente impecables. Es decir, el no va más en una película de acción.
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