Película de Sydney Pollack basada en la novela de Isak Dinesen (o la baronesa Karen Blixen). Aunque el libro solo aporta el paisaje y los personajes, y poco más, pues las relaciones personales con europeos están simplemente esbozadas en el libro, que se podría considerar un diario de la vida de la baronesa en su plantación de café en cuanto experiencia interesante en un continente nuevo y un registro de las costumbres de sus sirvientes africanos. El matrimonio es mencionado con un par de palabras y la relación adúltera con Fynch-Hatton, el cuerpo de la película, solo se deja entrever. Pero desde luego este paisaje y estos personajes posibilitan un película brillante, y aunque esa historia de amor sea quizás un pelín almibarada, y la relación de la patrona con sus esclavos esté bastante idealizada, se ha convertido en un clásico por varios detalles: el comienzo "Yo tenía una granja en África...", la música de John Barry, la estupenda fotografía, las interpretaciones, y la escena del pelo.
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