Adaptación del monólogo "Novecento", de Alessandro Baricco, a cargo de Giuseppe Tornatore, el responsable de la memorable "Cinema Paradiso". La traslación del papel a la pantalla es casi exacta, los guionistas sólo se permiten añadir algunos detalles de su cosecha al final de la película. Pero aun siendo así, pienso que la película no ha respetado el espíritu de la obra literaria. El film se centra sobre todo en escenarios, vestuario, ruido, ostentación casi; mientras que el libro se centra más que en nada en el personaje de Novecento, que es en realidad lo único importante de la historia. Además el actor elegido para encarnar al músico tampoco me convence demasiado, su constante intento de representar la inocencia le hace parecer casi siempre ridículo. Y por último, otro error, pero que es inevitable: en el libro se describe una música inimaginable, las palabras nos llevan allí donde los sonidos nunca nos podrán llevar, y esos sonidos no existen por muchos efectos que el director emplee a la hora de representar esa música. Esta es, en definitiva, una película ampulosa para una historia íntima.
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