Esta adaptación al cine de la primera novela de Delibes me ha parecido completamente insulsa. Aunque sigue al pie de la letra la historia del vallisoletano, no logra reflejar la idea principal del libro: todo en esta vida es pasajero, y aferrarse a alguien o algo sólo es asegurarse el dolor de su pérdida. El tratamiento despreocupado de esta idea tan desoladora que hace Luis Alcoriza despoja al film de cualquier tipo de conmoción. Como el libro, la peli se divide en dos partes: la infancia y la juventud de Pedro, el protagonista. En la primera parte, la película falla sobre todo por la interpretación de los niños actores. Hay cintas en las que parece que no importa cómo actúen los niños sólo con que sean monos. Esta es una de ellas. A la segunda parte llegamos hartos de película ya, y esta se hace eterna y aburrida en los eternos diálogos.
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