Esta es la primera novela de Miguel Delibes, y ya le valió el premio Nadal en 1947. Es como un ejercicio narrativo en el que el autor quisiera probar su destreza para describir paisajes internos y exteriores. El libro está escrito en primera persona por Pedro, y según ha confesado Delibes, tiene mucho de autobiográfico. Se divide en dos partes. La primera repasa la infancia del personaje, o dos o tres aspectos de aquella época de su vida que hicieron de él el hombre que luego fue, un hombre que huye de toda relación para no acusar luego la pérdida. Me recuerda un poco a "El camino", pero la diferencia es que aquí el punto de vista no es el de un niño, sino el de un hombre que recuerda su infancia. La segunda parte describe su vida posterior como marino, en la que se reafirma después de muchas tribulaciones en aquella postura ante el mundo que tomó ya desde niño.
Este es un libro triste, pero de una tristeza pensada, meditada, casi elegida como modo de vida. Delibes habla de lo efímero de todo en esta vida , todo menos el dolor que está presente siempre y en una medida directamente proporcional a los intentos que hagamos por alejarlo u olvidarlo.
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