Ópera prima de Quentin Tarantino, en la que avanza las que serán las señas de identidad de su cine: mucha sangre, conversaciones geniales en las que no le importa demorarse el tiempo que haga falta, una espectacular elección y utilización de las canciones de la banda sonora, y una estructura temporal intrincada que dota a la película de un ritmo y una frescura inusitadas. El problema es ver esta película después de haber visto las demás, y ya no parece tan original, pero considerándola con un poco de perspectiva, resulta genial.
No hay comentarios:
Publicar un comentario