lunes, 31 de agosto de 2009

LA GUERRA DE LOS MUNDOS - H.G. Wells

cuando las cosas se ponen de tal modo, que una gran cantidad de gente tiene la sensación de que habría que hacer algo, los débiles, y aquellos que se vuelven débiles a causa de pensar de forma demasiado complicada, siempre crean una especie de religión de no hacer nada, muy piadosa y superior, y se someten a la persecución y voluntad del Señor. Es muy probable que usted lo haya visto otras veces. Es la energía arrastrada por una tormenta de miedo y vuelta limpiamente del revés. Esas jaulas estará llenas de salmos, himnos y piedad


Comencé a leerme el libro como uno ve una película de los años 30, más con curiosidad por comprobar cómo se estaba inaugurando el género de la ciencia ficción que como un libro que me pudiese aportar algo nuevo después de haber leído otros libros y sobre todo visto tantas pélículas de este género. Wells sabe hacer que nos parezca creíble todo lo que está contando, incluso desde este siglo XXI, nos da razones que son irrefutables y nos cuenta la historia en primera persona con una profusión de detalles impropia de un personaje que está presenciando la aniquilación de su especie por unos extraterrestres. Incluso es capaz de describir su propio estado de shock de la forma más fría.
A lo largo del libro el autor compara constantemente la nueva situación de la raza humana bajo el yugo de los marcianos con los animales (perros, ovejas, hormigas), siendo los marcianos el hombre que somete al animal. Sin embargo, siempre habrá un ser superior (o inferior -curiosamente, microorganismos inapreciables a los ojos humanos y marcianos) que desvirtúe ese yugo. ¿Quién puede con los microorganismos? El hombre ¿Quién es capaz de someter al hombre? El marciano. ¿Quién elimina al marciano?...
También compara Wells a los marcianos con el hombre con respecto a su maldad contra el mismo hombre, pues este también ha eliminado razas enteras de su misma especie.
Pero la parte esencial de este libro, para mí, es el capítulo en el que aparece el militar. En las 15 páginas de ese capítulo reside lo más valioso de esta obra. Ahí este hombre de armas destripa con extrema lucidez lo que es la raza humana.

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