Esta es la segunda película de Gus van Sant, ese cineasta con la estela de provocador pero que se queda casi siempre en menos de lo que promete. Esta cinta trata sobre el viaje de unos yonquis por diversas ciudades buscando farmacias y hospitales que atracar y huyendo de la policía. Hace 20 años quizás pudiese resultar provocadora o escandalosa, pero hoy día ha perdido ese efecto ("Trainspotting" tiene mucho que ver con esto). Lo mejor de la película es la actuación de Matt Dillon, y sobre todo la aparición de un anciano William S. Burroughs, quien se guarda las mejores frases del guión y que en su boca suenan a más verdad que todo lo demás.
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