Si en "American Beauty" Sam Mendes clavaba su mirada crítica en la sociedad americana y su trillado sueño, en "Revolutionary Road" el director amplía el espectro de su mirada y se centra en la mayor institución de la sociedad occidental: el matrimonio, la familia. La familia como anulación de toda individualidad. Ese es para mí el gran tema de la película, y eso la hace devastadora. Todo aquel que comparta su vida con alguien, y no hace falta cuestionarse la felicidad que esto nos aporta, se sentirá identificado con alguno de los dos protagonistas en algún momento (un gran DiCaprio y una Kate Winslet inconmensurable). Esta es una de esas películas, como "Las Horas", que van directamente al fondo de nosotros mismos, ahí donde no llegamos muy a menudo porque no nos conviene removerlo.
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