Un drama duro que cuenta el encuentro entre un funcionario de prisiones racista y desapasionado y una mujer negra que pierde todo lo que tiene en la vida. Una historia de amor improbable, llena de tragedia, donde todo, absolutamente todo, es feo, desgarrado, hasta el último momento de la película. No hay sonrisas, ni frases románticas, música dulce o buenos ejemplos. Hay muerte, odio, violencia, oscuridad, ahogo. Hasta las escenas de sexo, con la impresionante Halle Berry, crean desasosiego. No es hasta el mismo final de la película, el último minuto, con los dos personajes sentados en el porche de una casa comiendo helado de chocolate, sin hablar ni una palabra, que la tensión se rebaja y el especatador respira con alivio. En cómo Berry va perdiendo el horror en su mirada, esa que no desaparece en ningún momento del metraje, vemos el mensaje de esperanza que parecía que no llegaba. Notable film y notables interpretaciones. A Halle Berry le valió en Oscar a la Mejor Actriz, el primero para una actriz de color.
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