Una película sobre la génesis de Facebook debe considerarse como una película actual, del ahora, pues tú que lees esto estás utilizando esta red social, y como tú, miles de millones de personas en el mundo. Pero también es una película histórica. Porque Facebook ya ha cambiado la forma de comportarse de toda una generación. Y David Fincher, que había despuntado como creador de atmósferas opresivas y un universo oscuro ("Seven", "El club de la lucha", "The Game", "Zodiac") hace un trabajo ejemplar para trasladar a la pantalla un brillante guión lleno de diálogos inteligentes. El excepcional montaje dota a la película de un ritmo endiablado, el ritmo al que fluyen las ideas de la mente de Mark Zuckerberg, que en la noche en la que le deja su novia, medio borracho, pone las bases para uno de los mejores negocios del siglo XXI. Pero además de contar la creación de Facebook como parece que en realidad ocurrió, la película retrata de forma quirúrgica a toda una generación y trata temas como la soledad, el egoísmo, la envidia y el egocentrismo, que la caracterizan.
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