Uno de los grandes clásicos de la novela de aventuras de todos los tiempos. La historia es de sobras conocida, pertence ya a la cultura popular, pero el libro engancha desde la primera página, pues fue publicado por entregas y el autor no se podía permitir escribir un capítulo en el que no ocurriese algo que invitase al público a buscar el siguiente.
El conde de Montecristo vuelve de la muerte para vengarse de todos los que lo condenaron, y lo hace como un especie de dios, omnipotente y omnipresente, hasta el punto de que él mismo se cuestiona al final si ha usurpado su lugar injustamente. La forma de vengarse de cada uno de sus enemigos rezuman imaginación y originalidad e implican magia, drogas, bandas organizadas, esclavos... Al puro goce de la historia de aventuras, en la que aparecen como es habitual el amor, el honor, la lealtad, el valor y todos sus contrarios, Dumas le añade una valiosa descripción de la Francia del XIX, los 100 Días de Napoleón y el reinado de Luis XVIII, y una severa crítica a la nobleza y altas esferas europeas del tiempo.
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