Las películas de juicios llegaron a su punto álgido en los años 50 y 60, con películas como "Testigo de cargo" o "Anatomía de un asesinato". Desde entonces se ha intentado renovar un género muy atractivo por las posibilidades que ofrece: intriga, tensión, mantener al espectador sentado en el sillón hasta el final. Pero o se ha vuelto a lo mismo, a lo que los maestros ya hicieron, o se ha caído en el ridículo por lo intrincado de la trama. Gregory Hoblit ha sido uno de esos directores que ha querido darle nuevo impulso al género, primero con "Las dos caras de la verdad" y luego con esta película. El film propone, desde el mismo cartel, lo siguiente: "Disparé a mi mujer. Pruébalo". Se nos presentan dos caracteres bastante vistos: el abogado joven y ambicioso que acepta un caso difícil y la mente privilegiada que siempre va un paso por delante de los demás. La película transcurre bastante fría, desapasionada, pero correcta, hasta un final que no se puede decir que sea inesperado, pero sí que le da a la cinta ese pequeño toque distintivo que la hace interesante.
1 comentario:
A mi me gustó. Bastante interesante. Cuanto menos, entretiene.
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