Christopher Nolan vuelve a entregar un producto de máxima calidad y originalidad. Desde el primer minuto somos colocados en el medio de un torbellino que nos empuja a la butaca y no nos permite ni pestañear. Una vez que se asimilan todas las variables que introduce el guión en la historia, que son muchas pero que ese mismo guión se asegura de que ninguna se quede en el aire, entramos en un mundo que desafía todas las leyes conocidas. El mundo de los sueños es un campo, como el programa informático de Matrix, que permite jugar con las reglas cinematográficas, aunque no hasta donde llega David Lynch, por ejemplo. Un guión inteligente que como los protagonistas, introducen en la mente muchas ideas interesantes, no muy comunes en el cine. Y todo con una potencia visual impresionante y unas escenas de acción espectaculares. ¿Qué más se puede pedir?
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